Cierre primario (primera intención)
Se realiza inmediatamente después de haberse producido una lesión en la cual la herida es limpia y de bordes nítidos. La hemostasia y la técnica quirúrgica empleada para el cierre de la herida es pulcra y sin complicaciones, esperando que ésta se encuentre sana en alrededor de dos semanas. En este tipo de cierre, sólo es necesario cubrir la herida con gasa o apósito común con cambio diario posterior al baño y de una limpieza gentil (sin frotar o tallar la herida) con agua o sustancia antiséptica; algunos cirujanos utilizan algún gel sellador.
Cierre primario retardado o diferido
Este tipo de cierre consiste en dejar la herida abierta con el propósito de prevenir la posible infección, debido a que la herida está contaminada (carga bacteriana intensa, pues en algunos casos se produjo por cuerpos extraños o traumatismo tisular intenso). El manejo inicial puede realizarse con desbridamiento o retiro de cuerpos extraños, antibióticos, terapia de presión negativa u otro método. Una vez que las condiciones son óptimas, se procede al cierre quirúrgico de la herida y el curso es similar al cierre primario.
Cierre secundario (segunda intención)
Este tipo de cierre se establece cuando en las heridas existe gran contaminación (herida sucia) con un alto riesgo de infección, prefiriendo dejar la herida abierta (sin suturar), lo cual permite que se produzca tejido de granulación y cierre por sí misma, mediante la epitelización y contracción de la herida. Este tipo de cierre tarda más de un mes en sanar.
Re-epitelización
Este tipo de cierre se presenta únicamente en las lesiones dermoepidérmicas del tipo de las escoriaciones o de las úlceras de la piel, en que sólo interesan el epitelio y la porción superficial de la dermis. Las células basales de la epidermis migran y se reproducen hasta sellar y reparar la lesión; como la síntesis de colágena es mínima, no habrá cicatriz.