El pensamiento humano tiene lugar como actividad y creación de la mente, subsecuentemente del intelecto; está presente en cada momento de nuestra vida. Muchos estudiosos hacen la similitud de la mente humana con una computadora inteligente. Retomaremos un poco esa analogía para explicar algunas cuestiones del pensamiento y su relación con el conocimiento y tu aprendizaje.
Nuestra mente parece ser un sistema operativo complejo de relaciones y procesos que nunca deja de trabajar. Justamente para que funcione como tal, la estructura y funcionamiento de cada parte del todo deben tener orden, organización y sistematización. En este tema, revisaremos cómo disponer nuestro pensamiento para obtener conocimientos claros, además de la relación dinámica entre éste, el lenguaje y la escritura.
Como seres humanos, hemos buscado diversas formas para expresar nuestros pensamientos, es decir, para comunicarnos. A lo largo de la historia de la humanidad, la expresión y manifestación más creativa del pensamiento ha sido el lenguaje. El pensamiento hace posible al lenguaje, el cual es un reflejo creativo de aquél y, a su vez, lo enriquece y revoluciona.
De las diversas manifestaciones del lenguaje, es de nuestro particular interés el escrito, ya que tu estudio será posible gracias a éste; será, a lo largo de estos años, la principal forma de comunicación, además de ser una de las más precisas, debido a que podemos tomarnos el tiempo para reflexionar y analizar acerca de qué queremos expresar y cómo hacerlo de la mejor manera, sin muletillas ni frases no concluidas, características, por lo general, del lenguaje oral.
[Lenguaje] [imagen].
Objetivo
• Identificar el funcionamiento del pensamiento y sus estructuras mentales básicas, así como su relación con el lenguaje y la lectura, a fin de emplear su correcto uso en los procesos de aprendizaje.
[Conexiones del pensamiento] [imagen].
Menciona Pestalozzi (citado por Paul y Elder, 2005, p. 8) que “el pensamiento dirige al hombre hacia el conocimiento. Puede ver, oír, leer y aprender lo que desee y tanto cuanto desee; nunca sabrá nada de ello, excepto por aquello sobre lo cual haya reflexionado; sobre aquello que, por haberlo pensado, lo ha hecho propiedad de su propia mente”.
El concepto pensamiento tiene gran variedad de acepciones, según el campo de estudio desde el cual se analice. De manera general, se refiere a todo lo que pasa por nuestra mente en algún momento, ya sean recuerdos, ensoñaciones, conjeturas, productos racionales del intelecto o los generados por nuestra imaginación, lo que convierte al pensamiento en una actividad inherente a la mente humana.
John Dewey (1859-1952), filósofo estadounidense, afirmó la existencia del pensamiento reflexivo, el cual permite la organización de las ideas para llegar a la solución de problemas o situaciones; es decir, este tipo de pensamiento siempre está enfocado en un propósito y en la consecución de una meta.
Desde la perspectiva de la psicología, el pensamiento es un término relacionado con la resolución de problemas, específicamente basado en la teoría del aprendizaje; sostiene que ha de ser concebido como pieza fundamental en el proceso por el cual un organismo se adapta a su entorno. Bolton (1976) rescata la función primordial del pensamiento como capacidad mental en el día a día de los individuos.
Nuestro pensamiento es una actividad mental que inevitablemente utiliza la experiencia, la reflexión y la experimentación para brindarnos una respuesta a los problemas que enfrentemos. El sujeto debe adquirir, a lo largo de su desarrollo, una serie de reglas para poder llegar a la resolución de éstos. Ello involucra una conformación social del pensamiento, pues es la convivencia con los otros lo que permite que el nuevo individuo aprenda las pautas que le permitirán generar la solución a futuros conceptos. Podemos deducir que aunque el pensamiento es un proceso que involucra una capacidad mental propia, también se nutre de la convivencia de los otros y la observación de los similares.
[Pensamiento y expresión] [imagen].
Ahora revisaremos cómo el desarrollo del pensamiento se encuentra directamente relacionado con nuestras operaciones mentales. Distintos autores han estudiado al respecto. Algunos de ellos son Piaget y Inhelder (citados por Cisneros, Olave y Rojas, 2013, p. 300) que mencionan que una operación mental es “la acción interiorizada que modifica el objeto del conocimiento y que se va construyendo y agrupando de un modo coherente en el intercambio constante entre pensamiento y acción exterior”.
Reuven (citado por Cisneros, Olave y Rojas, 2013, p. 300) es otro autor que aborda el tema y nos dice que las operaciones mentales son “el conjunto de acciones interiorizadas, organizadas y coordinadas, en función de las cuales llevamos a cabo la elaboración de la información que recibimos”. Menciona las siguientes:
Pulsa en las áreas que se marcan como sensibles para visualizar la información.
Con ello podemos afirmar que cada una de las actividades cognitivas que llevamos a cabo en nuestro interior se realiza en función de una operación mental, la cual se apoya en los procesos cognitivos que nos ayudan a incorporar nuevos conocimientos.
Pulsa en las áreas que se marcan como sensibles para visualizar la información.
Los procesos cognitivos son transversales a las operaciones mentales; es decir, se ponen en acción cuando éstas se activan para reconocer, organizar, clasificar y analizar información.
Las operaciones mentales unidas de un modo coherente se organizan en estructuras cognitivas o de conocimiento y representan la estructura mental de una persona.
Por otro lado, las habilidades cognitivas son el conjunto de operaciones mentales que tienen por objetivo integrar a la estructura cognitiva de la persona la información adquirida a través de los sentidos e integrar una estructura de conocimiento. Hartman y Sternberg (citado por Herrera, 2008) nos dicen que estas habilidades son las obreras del conocimiento; son numerosas, variadas y de gran utilidad, a la hora de trabajar en las distintas áreas de éste.
No existe un consenso sobre una clasificación de las habilidades cognitivas, pero generalmente se retoma la siguiente:
Las habilidades cognitivas facilitan el conocimiento para poder utilizarlo donde, cuando y como convenga.
La importancia de abordar las operaciones mentales y su implementación en las habilidades cognitivas radica en aprender a reflexionar acerca de los procesos que vivimos en nuestro quehacer como estudiantes.Se ha dicho ya que el lenguaje es un reflejo creativo de nuestro pensamiento. Si antes no lo emitimos, no podría existir su expresión mediante el lenguaje.
El pensamiento crea y determina al lenguaje; a su vez, el lenguaje enriquece y revoluciona al pensamiento. De tal forma, ambos mantienen una relación mutua, interdependiente y dinámica.
La escritura activa posibilita el desarrollo del pensamiento en funciones como la percepción, la atención y la memoria. La escritura dentro del contexto educativo puede ser vista desde tres perspectivas:
Redactar implica la conjunción de diversos conocimientos: el social, el conceptual y el lingüístico; es decir, necesitamos saber a quién y con qué propósito escribiremos un texto; debemos tener un conocimiento vasto sobre la materia o el contenido sobre el que pretendemos escribir y, sumado a esto, un buen conocimiento del lenguaje, sus reglas y ortografía. No es lo mismo escribir un cuento para niños y un artículo sobre una reforma legislativa reciente para una revista especializada.
Existen tres etapas para lograr una escritura eficaz (Caldera, 2003). Pulsa en las áreas que se marcan como sensibles para visualizar la información.
En muchas ocasiones, los escritores “expertos” realizan este proceso de manera inconsciente o natural; sin embargo, como toda habilidad, la escritura no es algo que simplemente se sabe o no se sabe, sino que es susceptible de mejorarse con la práctica y la metacognición, es decir, el conocer. ¿Qué es lo que sabemos y qué nos hace falta aprender o practicar?
María Elena. (s. f.). Escritura [fotografía]. Tomada de http://bit.ly/1Ts1K2W
Uno de los pasos más importantes y que frecuentemente es pasado por alto por los escritores “novatos” es la planeación. Es importante hacerse preguntas sobre el propósito del escrito. Por ejemplo, en el caso de uno académico, ¿sobre qué se pretende reflexionar y escribir? ¿Qué se sabe respecto al tema? ¿Sobre qué se necesita buscar más información?
Posteriormente, es importante organizar las ideas. Una estrategia muy útil es la lluvia de éstas: simplemente escribir todo lo que venga a la mente, como palabras o frases completas, y después organizarlas de lo más general a lo más particular e identificar las relaciones entre los conceptos.
Para esto existen herramientas clasificadoras de información, como mapas mentales, ideogramas o esquemas. También es muy importante conocer las características del tipo de escrito que se va a realizar, no es lo mismo un ensayo, un resumen o una síntesis. En la siguiente unidad, revisarás todo acerca de las estrategias de estudio.
Otra de las fallas frecuentes de los escritores novatos es no revisar el texto después de haberlo escrito. Es de suma importancia dejar pasar un tiempo para este paso. Hay que revisar si se cumple con el objetivo planteado, con las características del tipo de texto, si el lenguaje es el apropiado para el posible público lector; asimismo hay que cuidar la ortografía. Una buena idea es pedirle a alguien que lea el texto. De no ser posible, hazlo tú mismo como si no lo hubieras escrito y fuera la primera vez que lo examinas y así detectar posibles erratas.
Tulane Public Relations. (2006). Lectura [fotografía]. Tomada de http://bit.ly/2koHOOB
En cuanto a la lectura de un texto, ésta implica básicamente dos procesos de pensamiento: la decodificación y la comprensión, es decir, identificar las palabras de acuerdo con un código y asignarles un significado; la comprensión depende de la calidad de la decodificación, y para esto se requiere un amplio vocabulario, interpretar las relaciones entre las palabras, conocimientos previos sobre lo que se lee y habilidades para distinguir los contenidos principales o más importantes y los secundarios o de apoyo (Calvo y Carrillo, s. f.).
La decodificación es una de las principales características que posee el lector experto, de tal manera que casi instantáneamente conecta la palabra escrita con su significado. El principiante no domina este proceso o tiene dificultades con él; por lo tanto, se ve obligado a adivinar, releer y tratar de inferir por el contexto o por alguna otra estrategia compensatoria lo que quiere decir lo escrito. Es importante que busques y encuentres tus propios tips que te permitan mantener y desarrollar tu comprensión lectora.
De la misma manera que la escritura, la lectura es una habilidad perfectible con la práctica y puede ser facilitada si enriquecemos nuestro vocabulario, al prestar atención a las palabras nuevas y cuando realizamos un monitoreo consciente de la actividad. Si te interesa saber un poco más sobre estas habilidades, te sugerimos que revises el siguiente texto: ¿Qué hacen los buenos lectores cuando leen?
Ahora tenemos claro que el lenguaje escrito (lectura y escritura) depende de la puesta en marcha de diversas operaciones mentales y del desarrollo de las habilidades del pensamiento. El ejercicio de todo ello nos permite adquirir nuevos conocimientos.
A lo largo de este tema revisaste lo que son las operaciones mentales y las competencias cognitivas. Es momento que pongas a prueba tus conocimientos.
Completa las oraciones que se te presentan, arrastrando las opciones que se encuentran en el lado derecho a los espacios correspondientes. Al finalizar, podrás conocer tu desempeño.
Hasta ahora has revisado la importancia de comprender el pensamiento, lenguaje y escritura. La interrelación que estos tres conceptos conllevan la importancia de sí mismos.
Indica con el cursor si las siguientes aseveraciones son falsas o verdaderas; haz clic en el alveolo correspondiente. Al finalizar, consulta tu desempeño.
Bibliografía
• Bolton, N. (1976). Introducción a la psicología del pensamiento. Barcelona: Herder.
• Maqueo, A. (2001). Redacción. México: Limusa.